Engordany se hartó de triunfo y ¡clasificó!
Hoy, en el encuentro Engordany vs La Fiorita, el Engordany quiso hacer honor a su nombre. ¡Y lo hizo! Engordó la cena que se había empezado a masticar el pasado 27 de junio con su anfitrión, La Fiorita, cuando se tragó todo el primer plato que le sirvieron para vencer a su rival 2 por 1 en la mesa servida sobre la cancha del monumental estadio de San Marino, en Serravalle.
Esta noche se tragó sin masticar el segundo plato. De sobremesa, colmó la llenura de su estómago, ávido de triunfo, con una ilusión: la de seguir adelante a la siguiente ronda de la UEFA Europa League, en donde ya alcanzó su primera meta de pasar esta fase clasificatoria tras ganar los dos partidos. ¡Y lo logró!
Un cuadro que progresa
Aunque este club fue fundado en 1980, quedó constituido de manera legal el 28 de enero de 1981 con el nombre de Unió Esportiva Engordany Futbol Club.
Pese a su antigüedad, el club se afilió a la Federación Andorrana de Fútbol del 2001 y se le admitió para jugar en la Segunda División de este país.
La primera temporada del club en la Primera División fue en 2003-04, en la que obtuvo el último lugar lo que lo llevó de nuevo a la segunda categoría.
Pero se fue superando y en la temporada 2006-2007 logró terminar como tercer clasificado en la Segunda División, por lo que no debía disputar la promoción de ascenso.
El mayor logro del club fue alcanzar la final de la Copa Constitució 2016 y, con ello, aspirar a lograr un inédito acceso a las competiciones europeas.
Tras eliminar a rivales de peso como FC Lusitanos y Sant Julià, no pudieron doblegar a la Unió Esportiva Santa Coloma en el partido decisivo. No obstante, gracias a su gesta el club se ganó el apelativo del Leicester andorrano, en alusión al logro de un equipo modesto.
Desde la temporada 2014-15, el club se ha mantenido en la máxima categoría del fútbol andorrano. Con capitales franceses, entre 2017 y 2018, el club fue reestructurado. Lo hizo un grupo de inversores al mando de Christian Cellay, jugador argentino de gran trayectoria que residía en Andorra.
Entre patadas y goles
Fue algo fácil para los locales del Engordany ganar a La Fiorita. Con el Estadio Comunal Andorra la Bella a reventar de aficionados desde la tarde. Con música. Con diversos espectáculos que amenizaron el ambiente, la energía estaba dada para que los locales se llenaran de triunfo hasta hartarse.
Bastaron 17 minutos para que uno de los comensales, el jugador Nikola Zugic rematara la pelota con la pierna derecha desde la mitad del área al centro de la portería, para vencer el arco que defendía el portero Gianluca Vivan.
La jugada nació desde un tiro de esquina que cobró Sebastián Gómez, capitán del equipo andorrano.
El primer tiempo fue intenso, con mucha falta, 22 para ser exactos, la mayoría ocasionadas por La Fiorita. Prueba de ello fueron las dos tarjetas amarillas que el árbitro Alexandru Tean, de Moldavía, mostró a Adolfo José Hirsch y a Andrea Bracaletti, de La Fiorita. Una más fue para el jugador del Engordary, Laborda Gil, por juego malintencionado.
No fue el juego que se esperaba, pues el equipo visitante mostró menos de lo que debía apostar dada su derrota de la semana anterior.
Al contrario, se le vio deslucido y con más ganas de ir a la falta y crear poco para acercarse con peligro al arco contrario.
En cambio, el Engordary aprovechó los espacios que dejaba al rival, catalizó a su favor las faltas, los tiros libres y los córner para poner a peligrar las malas intenciones del rival.
El 1 a 0 al final de los 46 minutos que se disputaron hicieron honor al ganador parcial, el equipo andorrano.
El tiempo de los autogoles
El segundo periodo fue diferente. La Fiorita se sacudió, movió sus fichas hacia adelante y comenzó a generar distintas oportunidades de anotar que no se cristalizaban. Solo demostraban la preocupación del equipo sanmarinense por igualar el marcador e irse a, por lo menos, igualar la serie.
Pero los locales no cedían. A fuerza de control en el medio campo, afinar mejor la defensa y de hacer una primera sustitución en el partido, Lafont por Laborda Gil, en el minuto 56, contenían los ímpetus del rival.
Desesperado, el técnico de La Fiorita, Juri Tamburini, también hizo sus cambios y sustituyó a Loiodice por Amati. Corría el minuto 63. Diez minutos después sacó del terreno a Bracaletti para darle paso a Castellazzi, una ficha que buscaría alcanzar mayor agresividad en el ataque fiorito.
La estrategia no surtía efecto y el reloj seguía avanzando de manera inexorable hacia el final y hacia la frustración de unos visitantes que veían cómo su cena se malograba más y más.
Pero llegó, por lo menos hasta ese momento, un tiempo para el respiro. Fue por un error fatal de la defensa del Engordiny. En una confusa jugada, Coca mete la pelota en su propio arco. Se empata el juego Engordany 1 y La Fiorita 1.
Pero la alegría duró poco para el Fiorita. Como en una especie de acto de tragicomedia épica, su defensor Gasperoni también la encaja en su propia portería. La mesa volvió a ser de los anfitriones que ya estaban casi apurando las servilletas sobre su boca para darse por satisfechos.
Hora de celebración e invitaciones
El Fiorita pasó hambre y de la más dura. Salió del campo con las manos vacías y el estómago crujiendo. Nunca pudo descifrar a su rival, Como un convidado de piedra, solo vio pasar los platos alrededor de la mesa, convertidos en goles del contrario, sin atreverse siquiera a tocarlos.
Así, el encuentro finaliza 2 a 1, dando la victoria al Engordany sobre La Fiorita.
Si el de ida fue un partido sin ritmo, de rutinas, soso y peligroso por la «pata» que se dieron en la cancha, este no lo fue. Fue divertido, agradable, intenso por momentos y hasta agresivo también.
Los locales celebraron como el que más. Fueron a la tribuna y ofrecieron la victoria a sus hinchas. La Fiorita se iba por la puerta de atrás mientras los andorranos de Engordany no cabían en sus uniformes de la felicidad.
Ahora están un paso más allá. Van a la próxima ronda de la UEFA Europa League. Extenderán las invitaciones necesarias para el que sea y también lo convidarán a comer y a jugar.
Ellos están seguros que en estas cenas de fútbol a las que se han acostumbrado se come muy rico. Se pasa muy bueno. Eso no lo piensan los integrantes del equipo perdedor que, para la próxima, hasta mejor llevan el fiambre.
Portada: Fan page Engordany